Puede parecer que el Estado ha venido concediendo menos pensiones conforme las arcas públicas se iban vaciando y que hace ya unos años que acceder a formar parte del selecto grupo de los pensionistas se ha convertido en un camino arduo e interminable. Tanto es así que el Estado ha tenido que recurrir al Fondo de Reserva de la Seguridad Social durante cinco años consecutivos para cubrir el déficit generado al sobrepasar los presupuestos anuales.
En el año 2012, doce años después de la creación del Fondo de Reserva, la Tesorería General de la Seguridad Social tuvo que retirar por primera vez parte del capital invertido para hacer frente al pago de las pensiones. Lo mismo ha sucedido durante los cuatro años siguientes y en cada ocasión se han tenido que tomar prestadas más reservas que en el año anterior.
Esto nos hace reflexionar y pensar si el Estado concede menos pensiones en estos momentos en los que no hay dinero y, si es así, cómo lo hace.
En esta gráfica vemos cómo han evolucionado las pensiones concedidas desde 2008 hasta finales del año pasado. Aparentemente, desde que comenzara la crisis económica hasta la actualidad no hay mucha variedad en cuanto al número de pensiones concedidas. En números absolutos las cifras parecen constantes durante los ocho años.
En cualquier caso, debemos aclarar que la mayoría de las pensiones (dejamos fuera las perecederas como incapacidad temporal, maternidad, riesgo durante el embarazo, etc.) se conceden por cumplimiento de requisitos objetivos exclusivos de cada una, es decir, la jubilación por alcanzar una determinada edad, la viudedad por fallecimiento del cónyuge, etc. Sin embargo, en lo que refiere a la pensión por incapacidad permanente depende casi totalmente de lo que valore el Estado, no existiendo una tabla de enfermedades o lesiones permanentes que indique si cabe otorgar la condición de incapaz al solicitante.
Imaginemos que tenemos unos informes médicos que nos diagnostican una enfermedad determinada y que nuestro médico de cabecera o de la mutua de trabajo nos concede la baja (incapacidad temporal). Pues bien, no por continuar con nuestras dolencias aunque se agraven obtendremos la incapacidad permanente de manera automática, sino que nos valorará un tribunal médico del Estado que decidirá si nos la conceden o no. Es decir, no depende de elementos objetivos como en las otras pensiones, sino de lo que determinen los especialistas médicos del tribunal.
Lo cierto es que lo últimos clientes están llegando al despacho indignados porque, a pesar de sus evidentes problemas físicos o psicológicos de carácter irreversible, diagnosticado por uno o varios médicos especialistas a los que han acudido, no entienden por qué no obtienen la prestación social con la mera solicitud a la vista de su historial médico y se ven obligados a recurrir a un abogado para que lo obtenga por vía judicial. Podríamos empezar a pensar que quizá es cierto que el Estado está concediendo menos pensiones por falta de recursos económicos.
Por otro lado, sabemos que hemos pasado de ser 19.130.292 de afiliados de media en 2008 a 16.298.011 en 2013, ascendiendo nuevamente a 17.083.766 en 2015. En su representación gráfica veremos cómo se ha producido una especie de ‘U’, que ha venido acompañada, como es lógico, de los ingresos del Estado por las cotizaciones de estos trabajadores.
*Ingresos de 2015 no definitivos
En la primera gráfica dijimos que no había demasiadas variaciones en cuanto a las concesiones de los diferentes tipos de pensiones, pero si la observamos detenidamente podemos ver cómo la única pensión concedida que se reducía durante los años 2012, 2013 y 2014 fue la de incapacidad permanente, permaneciendo el resto en una línea de constancia casi perfecta (a excepción de la jubilación que estuvo incluso por encima de la media en esos años).
Como dijimos anteriormente, siempre hemos tenido la sospecha de que el Estado pudiera estar concediendo menos pensiones que en los años de bonanza, habida cuenta la caída en el número de afiliados y, por tanto, de ingresos por sus cotizaciones y visto que desde el año 2012 se ha tenido que echar mano del Fondo de Reservas, pero lo que demuestra la siguiente tabla es realmente curioso.
Sacando las proporciones, dado que son conceptos muy variados, observamos la curva que comentábamos anteriormente. El número de trabajadores cotizantes descendió durante los años 12, 13 y 14 debido al desempleo, lo que provocó una reacción en cadena respecto a los ingresos en la Seguridad Social de dichas cotizaciones y la reacción del Estado de conceder menos prestaciones por incapacidad permanente, quedando el resto de pensiones concedidas inalteradas, como observamos en el gráfico.
Sabíamos que había recortes, sabíamos que en determinadas pensiones no iba a ser posible recortar, por su propia naturaleza, y sospechábamos que ya no se concedían incapacidades tan fácilmente como hace años. Quizás sea sólo coincidencia pero para los que creen en teorías conspiranoicas, la conclusión es que el Estado concede menos pensiones en tiempos de crisis.
Muy interesante. Y muy aclaratorio. Generalmente, las estadísticas que dan los informativos y periódicos no lo cuentan todo y, según para donde tiren darán la noticia de una manera u otra. Gracias!