La economía mundial se frena

La economía mundial se frena

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Hay varios factores que nos están dando señales de una ralentización al crecimiento económico mundial. La evolución de la economía china, el frenazo del avance del PIB de Estados Unidos y el BCE ya está alertando de que Europa se está viendo afectada. Asimismo, el Fondo Monetario Internacional ya ha avanzado una revisión a la baja de las previsiones de crecimiento global. En los últimos meses, dicho organismo ha minorado 400.000 millones de dólares al PIB global previsto para el presente año.

Pero vayamos por partes:

  • Estados Unidos. La estimación de crecimiento de la primera potencia mundial para el presente año es del 2,6%, es decir, 7 décimas menos que el año pasado. Reseñando algunos estados como Dakota del Norte, Virginia Occidental, Wyoming y Alaska que están en recesión por la caída del precio del petróleo.
  • Unión Europea. Los cambios en el tablero político, con la irrupción de nuevos partidos, ha paralizado parte de las reformas programadas. El crecimiento del PIB se sitúa en torno al 1,5%. Algunos controles fronterizos generan costes añadidos al comercio.
  • China. La desaceleración de su economía ha originado un desplome de la demanda de las materias primas a nivel mundial. El exceso de capacidad de algunos sectores, ha provocado una supresión de tres millones de empleos en la industria pesada. Además, el descenso de sus importaciones repercute con fuerza en Japón, Sudeste Asiático, América Latina o África.
  • América Latina. Su economía se ha resentido con la caída de los precios de las materias primas por la caída de la demanda china, debilitando los ingresos comerciales. Adicionalmente, la crisis institucional en Brasil está pasando factura.
  • Japón. El país no logra recuperar el crecimiento pese al plan de reforma económica impulsado por el primer ministro nipón Shinzo Abe, conocido como el “Abenomics”. Tras 25 años de estancamiento económico, muchos japoneses recibieron el citado “Abenomics” con una mezcla de ilusión y esperanza. La receta del primer ministro nipón, Shinzo Abe, hecha pública en diciembre de 2012, sedujo a analistas nacionales y extranjeros: intensa expansión monetaria, nuevo incremento del gasto público y reformas estructurales (las tres famosas flechas). Cierto es que sí se ha conseguido un cierto repunte de los precios. Adicionalmente, el camino de reapertura de las centrales nucleares está siendo tedioso.
  • La OPEP y Rusia. El petróleo ha descendido un 64% con el correspondiente impacto en las balanzas comerciales y en las finanzas públicas. Además, Rusia sufre el problema de las sanciones comerciales del bloque occidental.

 Así pues, añadiendo las amenazas terroristas sobre occidente, y el impacto económico que podrían ocasionar, reseñamos unas cuantas reflexiones a considerar.

Una apreciación del dólar dispararía el coste de las deudas nominadas en dicha divisa.

La situación se complica en la medida que mantener la política de tipos bajos implica seguir incentivando la acumulación de deuda. En cambio, elevar los tipos, supone encarecer (en este caso el dólar), y se dispararía el coste de la deuda de los países emergentes. Por eso, el proceso de normalización monetaria se está produciendo con mucha cautela por parte de la Reserva Federal. Al final, la subida de tipos en EEUU se está resistiendo.

El Banco Central Europeo advierte de un avance moderado del PIB por la debilidad de los emergentes y el retraso reformista.

El Fondo Monetario Internacional reclama un plan coordinado de gasto para respaldar la demanda y elevar la inversión pública.

Japón no ha salido del estancamiento y Rusia está en recesión; sólo India se mantiene pujante.

El problema añadido es que prácticamente no hay ningún gran motor de la economía mundial que siga “tirando del carro” como anteriormente.

Algunos analistas, consideran ya varias posibles causas de catástrofe global:

  1. Los temores sobre “un aterrizaje forzoso” en China y su potencial impacto en el mercado bursátil y de divisas.
  2. Los problemas de los mercados emergentes. Originados por desequilibrios macroeconómicos, como los déficits por cuenta corriente y fiscal, que confrontan una creciente inflación y una desaceleración del crecimiento.
  3. El cambio de la política monetaria de la FED parece que amenaza el crecimiento y las expectativas inflacionarias de Estados Unidos.
  4. Los riesgos geopolíticos sean quizá la causa más inmediata de incertidumbre y posible conflicto bélico entre potencias regionales de Oriente Medio.
  5. El derrumbe de los precios del petróleo está generando caídas de las acciones de Estados Unidos y globales y alzas en los diferenciales de crédito.
  6. Los bancos globales se ven amenazados por los retornos más bajos, debido a las nuevas regulaciones.
  7. La Unión Europea y la eurozona podrían ser la zona cero de una turbulencia financiera global. Los bancos europeos están en dificultades. Las crisis migratorias y el posible cambio de gobierno en Alemania.

Y por otro lado, la posible salida de Gran Bretaña de la UE, las negociaciones entre el gobierno griego y sus acreedores, los nuevos partidos que surgen en toda Europa. Algunos incluso apuntan a una posible desintegración europea. Para colmo, nuestro vecindario no tiene pinta de ser un lugar seguro, habida cuenta de las guerras en Oriente Medio, Ucrania, las tensiones entre la frontera con Rusia, desde los países bálticos hasta los Balcanes.

Es cierto que en el pasado, también ha habido amenazas por riesgo de catástrofe, pero terminaban en temores y las respuestas políticas eran rápidas y contundentes, lo que permitía que estos periodos fueran breves y que se restablecieran los precios de los activos a niveles anteriores. Actualmente, y tras analizar las citadas posibles causas de potencial riesgo de catástrofe, observamos cómo la economía mundial está pasando de una expansión anémica a una desaceleración, lo cual derivará en una reducción de los precios de los activos de riesgo a nivel mundial. Las políticas que revertieron el ciclo fatal entre la economía real y los activos de riesgo, se están agotando. Dependemos demasiado de la política monetaria y no de la fiscal.  Es más, dichas políticas monetarias, cada vez están siendo menos convencionales y pudiera ser que al final sean más negativas que positivas, ya que las tasas de interés negativas están afectando a las rentabilidades del sistema financiero.

Hemos visto un inicio de año muy negativo y parece que en marzo hemos experimentado cierta recuperación en los activos. Las políticas de los Bancos Centrales están siendo dispares. La repetición de algunas de las causas que han sido citadas, podría perjudicar los activos de riesgo y haría que el crecimiento global se debilite.

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