Comentario del mes de diciembre por nuestro director de inversiones

Comentario del mes de diciembre por nuestro director de inversiones

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Escrito por publicada en Área Financiera

2023: ¿El año de la falsa alarma? Los mercados son una máquina que pone precio al futuro. Como el mercado sabe que una explosión de inflación destruye la demanda, 2022 ha sido un año demoledor. Las únicas dudas son acerca de la profundidad de la recesión, no si tendrá lugar.

¿Podría estar equivocado el consenso? ¿Podría ser 2023 el año de la falsa alarma, y marcar el inicio de un ciclo alcista similar a 2009?

La inflación – el tema de 2022 – no ha surgido de forma repentina, ni tampoco por la guerra: ha sido causada por las masivas inyecciones monetarias de los bancos centrales, que intentaban mantener la economía en marcha tras la Gran Crisis Financiera de 2008.

Y lo único que pueden hacer ahora es disparar los tipos de interés y usarlos como una esponja para absorber la liquidez del sistema, incentivando el ahorro y dicultando la financiación e inversión. Enfriar la economía para evitar que se abrase, y asumir las consecuencias inevitables.

Los mercados han anticipado una recesión en 2023 durante todo el año pasado, y lo más llamativo ha sido la caída simultánea de la renta fija y la renta variable, que llevaban 40 años compensándose entre sí – justo desde la anterior explosión de inflación.

Muchos inversores daban por sentada esa correlación negativa, olvidando que esto solo ocurría debido al súper ciclo bajista de los tipos. Con tipos de interés al alza, la renta fija cae como una piedra, perjudicando especialmente a los inversores más conservadores (incluyendo a planes de pensiones, aseguradoras y gestores de fondos mixtos).

¿Se repetirá la falsa alarma en 2023? Hemos estudiado todos los informes de estrategia de las 12 mayores casas de inversión del mundo, que no necesitan acertar porque dan forma al futuro. El consenso es claro: no hemos visto lo peor en los mercados. Los que tienen canas recordarán el patrón repetido de la GCF: los mercados despegaban mientras la economía real seguía hundiéndose (marzo de 2009), y desde entonces no han mirado atrás (impulsados por el mayor programa de estímulos monetarios de la historia).

Hay argumentos sólidos tanto a favor como en contra de una posible falsa alarma que detone un súper ciclo alcista, pero el principal factor positivo es la cantidad de dinero que sigue buscando un destino de inversión. Esto nos ofrece dos oportunidades inmediatas: materias primas como la energía y los metales, y la renta fija. Mientras las regulaciones “verdes” del mundo desarrollado requieran una renovación masiva de las infraestructuras, y teniendo en cuenta la falta de capacidad actual, las materias primas (energía y metales) son una apuesta muy lógica (el segundo factor a favor de una falsa alarma). Un ejemplo simple: No hay descarbonización sin cobre, y no hay suficiente cobre.

La renta fija está recuperando la relación sana entre riesgo asumido y rentabilidad ofrecida, que distorsionaron los bancos centrales comprándolo todo. Los bonos de alto rendimiento (o “basura”, según algunos) apenas pagaban más que los bonos de máxima calidad, pero esto ha cambiado por fin. Estamos ante la vuelta de los depósitos en positivo, como antaño.

¿Y las bolsas? No podemos quedarnos al nivel de índices. Si estudiamos sus componentes, veremos una tremenda dispersión entre sectores ganadores y perdedores. Esto significa oportunidad, y también mucho trabajo. Por eso mantenemos nuestro lema: Adaptarse, no predecir.

 

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