Hace poco estuve reunido con el director general de una compañía con el que mantengo amistad desde hace ya unos años. Habíamos quedado para celebrar juntos el año y terminamos compartiendo opiniones acerca de la estrategia de crecimiento de su compañía. Hablando del plan estratégico de la empresa para los próximos cinco años me comentaba preocupado que alcanzar los objetivos con el crecimiento orgánico de la compañía era imposible. Había llegado a la conclusión de que era necesario adquirir alguna compañía para poder alcanzar dicho objetivo y me pidió que, ya en que Efe&Ene nos dedicamos a la compraventa de empresas, le avisase si llegaba algo interesante.
He escuchado esta petición a lo largo de mi vida profesional y nunca, nunca ha servido para nada, la verdad. Se tendrían que alinear estrellas y planetas de varias constelaciones para que justo la empresa que está buscando este directivo surgiera en los planes de venta de otra compañía que, a su vez, fuera cliente nuestra. Muy, muy difícil, conjugar las necesidades de venta, por un lado, y de compra de una empresa , por el otro.
Para comprar un coche se visitan varios concesionarios y lo mismo ocurre con la vivienda. Pedimos muchas opiniones y visitamos bastantes pisos antes de comprar. En este caso ocurre algo similar. Es necesario seguir un proceso.
¿Qué pasos hay que dar para comprar una compañía y ampliar las posibilidades de éxito?
Esperar sin más a que aparezca o dejarlo caer por ahí como hizo mi amigo, no es una estrategia. Si quieres hacer las cosas bien has de poner en marcha un proceso profesional y organizado para la búsqueda y adquisición de dicha compañía.Es necesario o que tengas a un equipo interno dedicado a ello o que contrates a profesionales que estén acostumbrados a este tipo de procesos, porque tanto en la búsqueda, como en la posterior negociación, pueden aportar muchísimo valor.
Comprar una compañía es un proceso largo, complejo, y delicado. Es imprescindible ejecutar cada fase del proceso con la máxima profesionalidad con el fin de acertar el objetivo; de optimizar el precio que se va a pagar; y, sobre todo, con el fin de reducir al máximo los riesgos que conlleva una operación de estas características.
Explicar en un artículo en que consiste un proceso de compra es tremendamente difícil, harían falta muchas páginas, pero resumiendo mucho:
El empresario debe estar centrado en el negocio y ha de participar en el proceso, pero con un grado de implicación razonable. Definirá junto con sus asesores el perfil de la compañía objetivo y realizará el listado de empresas objetivo. Tras haber analizado los asesores todas ellas desde el punto de vista financiero, operativo, cualitativo, etc. decidirá en cuáles hay que hacer una primera aproximación, quedándose en la sombra hasta que sea necesaria su visibilidad.
Tras llevar a cabo todo este proceso previo, igual hemos encontrado una empresa verdaderamente interesante y que encima está dispuesta a estudiar una oferta de venta. Entonces empieza la negociación, y como hemos dicho en repetidas ocasiones, no conviene que el empresario reste tiempo de dedicación al funcionamiento de su negocio ni se desgaste en la negociación. El empresario ha de dirigir la negociación desde la barrera y tener una participación directa cuando sea estrictamente necesario.
Pues bien, aún quedan muchas incógnitas por despejar. ¿Cómo voy a llevar a cabo la adquisición? ¿Voy a necesitar financiarme? ¿En caso afirmativo, en qué medida? ¿Voy a necesitar un socio financiero o estratégico para este proceso y por tanto voy a hacer uso del equity o lo voy a acometer yo solo? ¿Qué operación me conviene más? ¿Qué operación es más rentable? ¿De qué manera puedo estructurar la transacción para que sea lo más segura?
En los tiempos que corren la adquisición de empresas como fórmula para acelerar el crecimiento de una compañía es una posible estrategia que, bien llevada, puede suponer grandes oportunidades para hacerse todavía más fuerte…pero también es una fuente de amenazas pues supone soportar riesgos que en muchas ocasiones son elevados (en algunos casos insospechadamente elevados). Y cada vez es un movimiento más habitual. Muchas empresas de tamaño medio se han dado cuenta de que la dimensión de la compañía es importante pues las hace más competitivas y, por tanto, menos vulnerables. Los empresarios medianos cada vez son más conscientes de que no hay que ser una multinacional para llevar a cabo estos procesos y que la estrategia puede salir muy bien. Además, hoy es un momento bueno de mercado porque hay financiación y es barata.